sábado, 19 de febrero de 2011

Plenilunio, Caracas y Hadas.


Caracas, helá ahí odalisca de trémula mirada bañada dulcemente por tus rayos de luz blanca, arropada por la brisa y envuelta sensualmente a tus pies con la sombra opulentas de tu encanto... Ó mágico Ávila, majestuoso e imponente, eterno enamorado.
Desde mi balcón te siento, me inspiro y sueño... Despierta... Hoy cuando tu mágica luz me cubre con suspiros, me sambuyo en tus brazos y siento el calor dulce de tu abrazo perfumados de fragancias que evocan placeres de felices encuentros... Siempre.
Me levanto sutilmente de mi lecho, compartido con amorosos sonidos del amor dulcemente compartidos, entretejidos de alamas que se nutren siempre... envueltos entre lienzos, aromas y te quieros.
Llega la mañana y me despierto silenciosamente cuando va levantándose en el horizonte, el calor del sol. Me pongo de pie y, acercándome al balcón pienso...Déjame que te abrace, Caracas. Deja y déjame que te devuelva con la mirada las caricias que acumulan mi alma. Y tu allí, surcada de dulces plenilunios que los siglos te han permitido gustar. Déjame contarte y cuéntame, déjame que mi aliento vuele y se funda en tu encanto, que mis ojos den forma a tu cuerpo y permiteme contemplarte a luz de mis recuerdos, con los brazos al viento. - No sé, si mi alma -
algún día alcanzar a comprender, tu abandono, aquel que sólo compartes con tus aves, tus cantarinas aguas, tus flores que te muestran su cálida belleza de tierno colorido sembradas en tus riveras de luengos destellos de luz de hermosos tulipanes. ¿Te asusta? esa serpiente que te parte en dos al, lado de tu oscuro Guaire que te, que fétido, bravío, eterno, poderoso transita al lado, circula entre dos. Uno, iluminado a veces por tránsito horroroso, a veces, placido y sinuoso otras... al lado de tu triste manantial de otroras cristalinas aguas.
Déjame al menos que te sueñe, con tu abrazo, que sienta el calor de tu espíritu paciente, la paz de los seres que contemplan la vida desde las alturas solitarias del tiempo.
Llevo conmigo, tu espíritu, llevo en mi alma, tu dulce candor como una prenda de tu presencia silenciosa. Quizás, podría disipar con esto la ignorancia de los necios, que sólo ven cobijo, fortuna, la sombra y el verdor, alumbrado de las mágicas luces de la ausencia... del amor, del abandono, de la triste nostalgia del te quiero. Todos los que te moran se creen reyes de la creación y se condenan sin más a la soledad del sordo, que no sabe que el planeta entero, lo escucha.
Déjame que te abrace, amorzote. Deja que mis sueños se fundan en tus sueños para que nuestras almas descubran la profundidad de nuestra cálida existencia.
Déjame mirarme y mírame desde el azul de tus ojos, inundalos del ámbar destellante de los míos.
Déjame amarte sin apegos, ni ataduras, déjame sentirte así... por el tiempo eterno de los sueños.
Déjame al menos que sueñe con tu abrazo, que sienta el calor de tu espíritu paciente, la paz de los seres que contemplan la vida, y se esperan sin reproches, sin mohines, sin desprecios, libres y amorosos siempreeeee...
Déjame que te cuente...

Al_Gizah, para Mariú y sus cuentos de amor.

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