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“la mujer no era más que un “recurso
necesario” para procrear y para proporcionar placer; prácticamente un objeto,
una herramienta para determinados fines.”
Desde tiempos remotos se ha dado el hecho de
la supremacía del hombre macho, el que como cavernario sale a cazar y a tratar
de proveer a su mujer hembra, que se encuentra en la cueva o caverna cuidando
de los hijos y haciendo de comer o confeccionando vestimenta.
La religión
desde el Génesis pasando por muchas otras convirtió a la mujer en un objeto secundario
y no fue sino a mediados del siglo XVI que la mujer pasó a tener cierto
reconocimiento. Sí bien es cierto que
hubo una reina Cleopatra en el Imperio Romano en España como en Inglaterra empezaron a
surgir cabezas de estado que eran mujeres... y muy famosas. Pero la relación
hombre – mujer no cambió para nada. No fue sino hasta fines del siglo XIX,
cuando empieza la revolución industrial, que la mujer comienza a ser tomada en
cuenta para otras cosas que no sean las arriba ya señaladas. Comenzó e
incorporarse a la mujer como mano de obra a la evolución industrial y con el
advenimiento de las teorías del marxismo y capitalismo y las emancipaciones de los
modernos esclavos de la industria, surgió la primera demanda femenina por la
“igualdad de la mujer”Pasaron dos guerras mundiales durante el siglo XX y el
concepto de la democracia como única forma de vida aceptable, dominó el mundo
entero. Pero como dicha “democracia “pregona la absoluta igualdad de todos los
seres humanos, surgió la “Carta o Declaración de los derechos civiles” y por
fin la mujer adquirió el derecho de voto y aunado a la tremenda corriente
feminista que arrasó con Europa y América mayormente, resultó la”Liberación Femenina”. con la
tan ansiada igualdad de derechos y privilegios entre hombres y mujeres.
Como
siempre sucede cuando surge una reacción, una desencadenamiento de una
opresión, cual péndulo, se va primero a los extremos opuestos. Y muchas
reclaman su opresión a los hombres y surgen una liberalidad extrema y muchas
veces hasta agresiva a su femineidad y contra todo lo que consideraban opresión
es la época de la Liberación sin acción y mal entendida…La vida en pareja ya no
Es ningún concepto deseable y efectivamente, durante una época de suavización y
moderación, quedó lo que llamamos “La
emancipación de la mujer”
Desde tiempos ancestrales la mujer era y es aún en pueblos atrasados donde el fundamentalismo y la vida más o menos medieval sigue igual a pesar de estar dentro del siglo XXi “ la mujer sigue siendo el “animal de trabajo” para un “macho” más o menos holgazán.”
En la actualidad la relación hombre-mujer ya carece muchísimo del dominio absoluto del hombre sobre la mujer, y como ella ya conoce sus derechos, sus capacidades y sus valores, el hombre a la inversa, ya no se siente tan seguro de su posición en la sociedad. Ya no manda por el simple hecho de ser masculino, sino que tiene que demostrar que tiene capacidad para ello. Ya el hombre ya no tiene el arma que solía ser tan poderosa, el de proponer matrimonio a una mujer. Hoy más bien es al revés . Debe preguntarle humildemente a su “novia” si “accede” a casarse con él. Eso si el hombre se anima a asumir la responsabilidad correspondiente.
Es ya bastante común la falta de decisión de parte del hombre para asumir una responsabilidad. Pero es casi siempre el hombre, el que se olvida de sus promesas y sus ancestrales tendencias genéticas provocan que sus genitales lo gobiernen y surge la infidelidad y con ello como consecuencia de “culpabilidad”, un desquite con su pareja. Eso se manifiesta con faltar a su promesa de igualdad de obligaciones, provocando desavenencias con la mujer y se llega al desastre. Ya hoy la mujer ya no asume el papel de “yunque” y es rebelde y exige sus derechos. Muchas veces la mujer resulta ser la más fuerte, se deshace de su marido y se encarga ella sola de sacar adelante a sus hijos y a su hogar, pues ya sabe trabajar y no requiere tanto de in hombre que dejó de ser pareja.